martes, 15 de junio de 2010

Oud Oud

"Oud, oud", le dijo la puerca al cerdito y se fundieron en un abrazo maternal. Así se traduce en palabras el homenaje porcino del artista tailandés Chainarong Kongklin a Klimt y su lienzo "La madre y el hijo".
En la "La última sonrisa", cinco cachorros de cerdo multicolores se acurrucan delante de una mesa en alusión a la sagrada cena inmortalizada por Leonardo da Vinci. Otros autores versionados por Chainarong son Monet o Botticelli.
Aunque reconoció haberse inspirado en el movimiento dadaísta del irreverente Duchamp, el artista tailandés me aseguró que no se trata de una parodia. Su intención es lanzar un alegato contra el consumo de carne porcina, al tiempo que emula algunos de los cuadros más famosos en la historia de la pintura.




La exposición "Oud Oud", cuyo título describe el gruñido porcino en tailandés, se puede visitar en la galería de arte White Space de Bangkok.
Su afición por los puercos le vino a Chainarong desde la infancia, cuando vivía junto a sus padres y sus hermanos en una granja de cerdos en la agrícola región de Isan, en el noreste de Tailandia.
"Recuerdo cómo sufría de pequeño cuando me encariñaba con los cerdos y luego veía cómo los enviaban al matadero". Sin embargo, reconoció que estuvo comiendo cerdo durante muchos años. Un día el médico le prescribió reducir el porcino por un problema de salud y aprovechó para dejar la carne por completo.
La muestra también incluye lienzos de inspiración personal, con una estética cercana al cómic, aunque las piezas más interesantes son las inspiradas en autores conocidos.
Con la misma sonrisa enigmática, una cerdita de sonrosadas mejillas y con las pezuñas elegantemente cruzadas mira de soslayo al espectador, en una recreación porcina de "La Gioconda" de Leonardo.





En su versión de "El puente japonés" de Claude Monet, el artista cuela un marrano saltarín en la escena, que recrea con fidelidad los trazos impresionistas del original.
Chainarong Kongklin, una de las jóvenes promesas del arte tailandés, asegura que ha mezclado los mundos del hombre y el cerdo para mostrar lo mejor y lo peor de cada uno. Como en el desenlace de la fábula de George Orwell "Rebelión en la granja", en esta exhibición se difuminan las líneas divisorias entre lo humano y lo porcino.

1 comentario:

perfilbajo dijo...

viva el consumo de carne porcina, estimado Gasp