sábado, 24 de abril de 2010

Donde Buda dejó su huella

En España existe la expresión un tanto irreverente "donde Cristo perdió la zapatilla" (o la alpargata). Se utiliza para indicar un lugar remoto. Las comparaciones son odiosas, solían recordarle mis hermanas a mi madre en momentos críticos. Pero no puedo resistir la tentación de trazar un paralelismo con las huellas del pie de Buda veneradas en innumerables rincones de Tailandia.


La que yo visité se encuentra en lo alto de un espigada colina en la isla de Si Chang, en la parte suroriental de Tailandia. El surco de la pisada era demasiado cuadrangular y del tamaño de nueve pies humanos. "Es que entonces algunas personas eran muy grandes", me contó un tailandés todo solemne y sincero. La opinión de mi interlocutor refleja la tendencia tailandesa a creer más en el mundo mitológico que en sus propios ojos.
Hay catalogadas miles de huellas de Buda a lo largo de India, China, Japón y el Sudeste Asiático. Casi todo el mundo reconoce que la mayoría son réplicas. Según la Wikipedia, la original yace en el Pico de Adán, situado en la parte central de Sri Lanka. La sagrada pisada es disputada por otras tradiciones religiosas. Para los hindúes se trata de la huella del dios Shiva y para los musulmanes, de la impronta de Adán, el prototipo humano según el Corán y la Biblia.
Cuentan las crónicas tailandesas que una huella genuina de Gautama Buda fue descubierta durante el siglo XVII en la provincia de Saraburi. En el lugar levantaron un templo con el nombre de Phra Phutthabat (que significa huella del pie de Buda).
Con tal proliferación de huellas sagradas, creo que se puede decir con total legitimidad "donde Buda dejó su huella" para denotar un lugar lejano, al igual que, con perdón, el refrán de la zapatilla y Cristo. Con esto no pretendo ofender a nadie. Como diría mi amiga Jenny: "¡Oh, my Buddha!".

No hay comentarios: