viernes, 3 de abril de 2009

El monje

Los monjes budistas tienen prohibido influir o entrar en política. Sin embargo, he visto a unos cuantos en las manifestaciones que animan la capital de Bangkok desde el año pasado.
"No nos mezclamos en cuestiones de política. Pero ahora vemos que se está cometiendo una injusticia en Tailandia. Queremos un Gobierno democrático, no uno apoyado por el Ejército y personas cercanas a la monarquía como el actual", me espetó Tanawat Apipalo Bhicoa, de 44 años.
La mayoría de los religiosos provienen de las provincias del norte y noreste, lugar de origen también de la mayor parte de los manifestantes.
Tanawat, que procede de la cuidad norteña de Chiang Mai, comparte un par de esterillas con otros dos monjes mayores. Sus figuras naranjas destacan entre la multitud roja que rodea la sede del Gobierno en Bangkok.

Tanawat, a la izquierda, sentado junto con un veterano monje y un manifestante
El monje, que estudió Ciencias Políticas en la Universidad, defiende al ex primer ministro Thaksin Shinawatra. "Él creó riqueza y la distribuyó entre los más pobres, también les dio educación".
Thaksin, ahora en el exilio, también aprovechó el poder para alimentar su imperio empresarial y lanzó una campaña salvaje e indiscriminada contra la droga que se saldó con la muerte de miles de inocentes. Sobre eso no me comentó nada.
"Nación, Religión y Rey" es el lema alimentado durante decenios por las autoridades tailandesas. Ahora el ideal se tambalea debido a la fiebre social. A mí se suena al "Dios, Patria y Rey" de los carlistas españoles. Proclamas que huelen a armario viejo.
Los manifestantes de las "camisetas amarillas", grupo contrario a los "camisetas rojas", también contaban con sus club de monjes. ¡Con la iglesia (pagoda) hemos topado!, amigo Sancho.

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